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Sanar Contando: Usos terapéuticos del cuento y la narración de historias



Resumen *Articulo publicado en Nutram V- foro de narración oral en Chile. 2021: Ed Cinoch


Este artículo sistematiza parte de la investigación bibliográfica realizada para la elaboración del taller teórico-práctico “Sanar Contando”, el cual fue llevado a cabo en formato virtual durante el mes de febrero del 2021. En el estudio se analizan las bases y propuestas de distintas corrientes que ponen al cuento y la narración de historias como centro del espacio terapéutico. Cabe mencionar que esta es una primera aproximación, por lo que no se pretende describir la totalidad de su uso, puesto que escapa a las posibilidades y proyecciones de este escrito.





…Y Dios dijo hágase la luz, y la luz se hizo (Génesis 1:3)


Sobre la oralidad


Psicólogos y cuenteros compartimos la misma arma: la palabra. El poder con el que cuenta radica en lo efímero, ya que su existencia se delimita al espacio de su enunciación; sin embargo, su significado trasciende. Lo oral se desvanece, pero el sentido perdura, mantiene su aura (Benjamin, W. 2019) y atraviesa el lenguaje.

Tal es su importancia que cuenta con un papel fundamental en la transmisión de la cultura y valores de los pueblos originarios, constituyendo tanto la identidad cultural como la memoria colectiva (Ong, W. 1996).


En el extremo austral de nuestro país encontramos la cultura Yamana de la que emerge el rito de pasaje a la adultez o Chiejaus (Gleisner, 2014). En esta ceremonia la narración de relatos ocupaba un lugar de importancia, puesto que en ella se transmitían las normas, valores y conocimientos del pueblo por medio de las vivencias de los hermanos Yoalox, seres pretéritos denominados los “padres de la cultura”.


Por otra parte, para la cosmovisión del pueblo mapuche el concepto de salud está íntimamente ligado al equilibrio entre las fuerzas del mundo físico con el espiritual. El yo físico se conecta a un doble anímico (espíritu) que lo sostiene, y es a través de la palabra que se logra establecer un puente entre ambos, teniendo el poder de mantener la armonía, o de impulsar el desequilibrio que enfermaría al yo. Es así como la causal de la enfermedad no reside en el órgano físico, sino que en el doble anímico responsable de sostener la vida del ser.


Frente a lo anterior surge la figura del médico/curandero o ampife que en una traducción directa a nuestro idioma refiere "el que sabe hacer las órdenes verbales para el alma”. La acción de curar, a su vez, sería llamada ampin que en nuestras palabras se traduce como "mandar a decir al alma”. Es así como la cosmovisión mapuche considera al acto de medicinar como la acción de ordenar con la fuerza de la palabra el desequilibrio o desmoronamiento de la idea-fuerza que sostiene el yo. El enfermo, al haber caído en un estado de desorden, debe ser ayudado mediante la palabra hablada del curandero, quien a través del canto sagrado, el exorcismo, el ül y el tayüln busca doblegar las fuerzas del mal que impiden el retorno de la armonía (Mora, Z. 2012).


De esta forma, podemos suponer la relevancia que la sociedad mapuche le atribuye al relato o epew como espacio de palabra, los cuales “son considerados un patrimonio de carácter comunitario y, por tanto, de un valor inestimable” Quienes son encargados de narrar los epew tienen en sus manos la perpetuación de la cultura, de las tradiciones y la lengua de la comunidad (Calderón, m. 2018).


Primeras teorizaciones terapéuticas en torno al cuento


El uso del relato en el espacio terapéutico no es algo nuevo, basta remitirnos a Freud que en su teoría psicoanalítica abre a la literatura como materia de análisis para el entendimiento de los procesos psíquicos humanos. Lo anterior se grafica en el papel que le otorga a la obra de Sófocles para representar un concepto central en la construcción del yo, como sería el complejo de Edipo; no obstante, esta no será su única referencia literaria, ya que encontramos menciones a las obras de Goette, Shakespeare y de diferentes episodios de la mitología griega, como la castración de Urano y la muerte de Narciso (Gonçalves, 2010).


Para Freud, la potencia de la literatura radica en la posibilidad de representar deseos reprimidos desde la distancia segura que implica para el lector la interacción con el “libro” como objeto externo, permitiéndose fantasear y experimentar realidades vedadas al espacio cotidiano con su consiguiente experiencia de placer a través de la lectura/experiencia de lo prohibido.

Siguiendo esta línea es que Bettelheim en su citado libro “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” realiza un detallado estudio del poder terapéutico y la influencia de los cuentos clásicos del folklore europeo en el desarrollo infantil. Para él, “todo cuento de hadas es un espejo mágico que refleja algunos aspectos de nuestro mundo interno y de las etapas necesarias para pasar de la inmadurez a la madurez total". Además, señala que a través de estos relatos "podemos descubrir las tensiones internas de nuestro espíritu y el modo en que logramos la paz con nosotros mismos y con el mundo externo".


El poder del cuento radica en el mecanismo de proyección, lo que permite al lector vivir como propias las aventuras de los personajes cuyas temáticas, si bien están teñidas por elementos fantásticos, en su centro se encuentran conflictos universales como son la angustia de separación, la rivalidad con los hermanos, procesos de autonomía, despertar del deseo sexual, la glotonería, entre otros.


Esto será posible gracias a la estructura del relato que inicia desde un espacio atemporal y cotidiano, mostrando como protagonista un personaje infantil vulnerable que representa características en las que el lector puede reconocerse fácilmente. A medida que avanza el relato, al personaje principal se le presenta un conflicto que implica la pérdida y desarraigo de su espacio de seguridad, iniciando así toda la narrativa de lucha por retomar el equilibrio, en la que se pondrá en peligro su integridad. Aquí es cuando debe ocupar su ingenio y, normalmente ayudado por un aliado que puede o no presentar elementos mágicos, llega a la victoria final desde donde saldrá fortalecido.


Caperucita roja cuenta la historia de una niña entrando en la adolescencia que es seducida por el principio de placer (ello), representado en el lobo que la insta a detenerse a recoger flores, en contraposición con el principio de realidad, simbolizado por la institución de la norma de la madre de no detenerse en el camino (súper yo). Por otro lado, Blancanieves se enfrenta a una madrastra que simboliza las tendencias narcisistas; Hansen y Gretel a la experiencia del abandono y el placer oral; los tres cerditos a la pereza, etc.


Sheldon Cashdan (2017) en su libro La bruja debe morir, si bien critica el énfasis de Bettelheim en centrar su análisis en los elementos sexuales de los relatos, profundiza la lectura psicoanalítica de los cuentos de hadas, centrando su atención esta vez en los personajes de las historias y, en particular, a la figura del antagonista y su representación de partes reprimidas del yo. Desde su lectura, serían las temibles brujas quienes encarnan aquella parte negativa de la figura materna introyectada por el niño luego del mecanismo del splitting. Asimismo, los lobos dan cuerpo a las pulsiones de deseo y animalidad reprimidas, mostrando su cercanía al principio de placer y la destrucción del yo.


Cashdan afirma que el poder terapéutico del cuento de hadas radica en la presencia del antagonista feroz, puesto que los personajes con estas características despiertan en el lector aquellas angustias que de forma más o menos silenciosa todo infante carga consigo tras el tránsito por las distintas etapas del desarrollo, las que según la teoría psicoanalítica serían una condición universal de la niñez.


En este punto podríamos preguntarnos cuál es el sentido de exponer a los niños a estas angustias. Gran parte de lo que sucede en un cuento de hadas refleja las batallas que los niños libran dentro de sí, contra las fuerzas que les merman la capacidad de establecer y mantener relaciones válidas. Es necesario para un desarrollo sano que las angustias reprimidas encuentren elementos simbólicos y metáforas en las que puedan representarse; con lo que los niños puedan lidiar, fantasear y resolver.


Surge en el desenlace de la historia la clave del cuento de hadas, donde aquel individuo, por débil y desamparado que se haya encontrado en un momento, logra sobreponerse a la adversidad, juntar la fuerza necesaria para vencer al poderoso antagonista y, finalmente, salir victorioso y enriquecido de la aventura. Los cuentos de hadas proporcionan a niños y niñas una oportunidad de enfrentarse a las fuerzas interiores que amenazan la conciencia de quiénes son y del lugar que ocupan en el mundo.


“Cada travesía contiene un mensaje implícito para los pequeños lectores: para crecer, uno necesita explorar, examinar, arriesgarse. La infancia es un tiempo de percepción de lo desconocido: miedo a la oscuridad, preocupaciones en el colegio, ansiedad por hacer nuevos amigos. Para que haya crecimiento psicológico, los niños tienen que arriesgarse”(Cashdan, 2017).


Bettelheim, además, se detiene a describir el acto de narrar como el formato más provechoso en términos terapéuticos de la historia, ya que al vivir la experiencia compartida de la narración el niño encuentra un aliado en el adulto narrador que valida y aprueba sus aventuras, añadiendo significados interpersonales a la explotación de los contenidos simbólicos intrapsíquicos, emergiendo el narrador como un personaje que acompaña al niño-lector protagonista.


Propuesta metodológicas desde el psicoanálisis


Desde las lecturas anteriores, los psicoanalistas han elaborado propuestas terapéuticas utilizando espacios de taller en los cuales a través de las lecturas se permite el juego y la fantasía para complementar la narración. Pierre Lafforget se ha convertido en el referente metodológico para el desarrollo de distintas propuestas de trabajo consultadas que, si bien tienen características particulares, comparten el principio de narración del cuento como primer momento para permitir la exploración y profundización del niño en los elementos de interés de la historia; para elaborar, complejizar y acompañarlos en el proceso de experimentar el conflicto.


Otra propuesta terapéutica generada desde la revisión de los autores antes mencionados -Bettelheim y Cashdan- viene de manos de la Cuentoterapia, una metodología que toma ciertos principios del trabajo con el cuento. Aún cuando se aleja del marco psicoanalítico propiamente tal, desarrolla una propuesta propia, centrada en el trabajo en formato de talleres orientados a la educación y enriquecimiento emocional.


Terapia narrativa


En una vereda diferente encontramos a la terapia narrativa que emerge desde las corrientes de las terapias sistémicas, tomando las bases epistemológicas del post estructuralismo, la importancia del lenguaje, la cibernética de segundo orden y el construccionismo social.


En resumidas cuentas, esta corriente plantea que nuestra identidad se estructura sobre la base de distintos relatos que narramos de nosotros. Al entrar en el espacio terapéutico, los usuarios tenderán a presentar un relato saturado del problema, definiendo su identidad desde el malestar subjetivo que le provocan ciertos acontecimientos de su historia.

Frente a esto, la labor del terapeuta es apoyar en la construcción de un relato alternativo que incorpore características de la persona, más allá del síntoma que la afecta. Esto puede realizarse a través de conversaciones de re autoría que empoderen al usuario frente a su problema, buscando situaciones alternativas en su historia de vida que tensionen y se alejen de esta visión negativa, permitiendo así incorporar estas situaciones traumáticas como hechos aislados dentro del continuo de su vida, más allá de interpretación deterministas.


Esta corriente fundamenta su metodología en el acto de narrar, en lo que sería la co-construcción de una narrativa autobiográfica entre terapeuta y usuario que resignifique los distintos elementos que constituyen nuestra historia de vida para integrar las diferentes experiencias de la forma más sana posible. De esta forma, abre distintas posibilidades para la integración del cuento.


Una de ellas tiene que ver con su utilización como objeto literario, lo que se enmarcaría dentro del uso de documentos terapéuticos. Donde incorporan relatos de la literatura universal al espacio terapéutico, los cuales son escogidos de acuerdo a sus temáticas, ya sea por cercanía, gustos o por interés de el/los consultantes (incluyendo el trabajo con familias). El terapeuta tomará el rol de mediador del contenido simbólico presente en el relato, ayudando a dilucidar las metáforas y su significación a raíz de la narrativa del usuario a través del diálogo, siendo este quien finalmente de sentido a la lectura y lo conecte a su experiencia, lo cual puede darse de forma explícita o metafórica.


A su vez, un uso distinto es a través de la creación del cuento terapéutico. En esta propuesta se utilizarán tanto la historia del usuario como lo vivido en la terapia a modo de materia prima para elaborar un cuento/metáfora “ficticia” en el que los usuarios puedan reconocerse con la suficiente distancia para externalizar la situación problemática. Es una posibilidad de revisar la situación dramática vivida a raíz de símbolos que pausen la racionalidad en la que puede caer el espacio terapéutico, permitiendo abrir puertas y conectarse con la emocionalidad, mostrando nuevas perspectivas de cambio y crecimiento (Rico, 2012).


Comúnmente este relato es elaborado por el terapeuta fuera de sesión para llevarlo a terapia. El trabajo comenzará con la lectura de la historia, dando paso a la mediación de la metáfora en la que los usuarios compartirán sus impresiones y su conexión con esta. El paso siguiente será el desenlace del conflicto, ya que la versión traída por terapeuta se mantiene abierto y serán los propios consultantes los encargados de escribir un cierre del cual se sientan parte.


Los cuentos terapéuticos, en su mayoría, son utilizados en un momento avanzado de la terapia dado que, para que sean aprovechados al máximo, se necesitan la mayor cantidad de detalles de las características del usuario y contexto, además de la presencia de un vínculo fuerte entre ambos sistemas.


Esta estructura puede ser utilizada de distintas formas. El referente bibliográfico en esta metodología es Había una vez: del drama familiar al cuento sistémico de Philippe Caille (1990), que instala las bases para el trabajo con cuentos desde la perspectiva sistémica.


Usos comunitarios del cuento


Sumado al uso psicoterapéutico más clásico, encontramos metodologías de trabajo comunitarias que ponen como centro al cuento. Describiré dos propuestas que, si bien difieren en su práctica, se fundamentan en los postulados de la pedagogía del oprimido de Paulo Freire. Planteando ambas el objetivo de empoderar a las comunidades en su ejercicio pleno de derechos y la mejora de sus condiciones materiales desde el paso de una reflexión literaria a una praxis comunitaria crítica.


La primera se titula Gente y cuento, creada por Sarah Hirschman durante la década de los 60’, la que sistematiza en su libro Gente y cuentos ¿A quién pertenece la literatura? (2011). Esta metodología se estructura a través de la lectura de cuentos de la literatura universal, generando a través de ella reflexiones sobre las condiciones de vida de los participantes y su espacio comunitario. Para esto emerge la figura de un moderador quien, además de escoger el cuento a trabajar, prepara una serie de preguntas que potenciarán el análisis y debate posterior a la lectura, buscando mediar entre la literatura y la vida de las personas. En palabras de su creadora, Gente y cuento “abre a los participantes la posibilidad de apropiarse de las narraciones y transformarlas en instrumentos para su desarrollo personal" (Hirschman, S. 2011).


Otra propuesta es Narración oral de cuentos comunitaria y escénica crítica, NOCEC, elaborada por John Ardilla (2012) que, basándose en el Teatro del Oprimido de Augusto Boal, organiza una propuesta de talleres grupales cuya estructura inicia con ejercicios de toma de conciencia de la individualidad de los participantes, con el fin de generar reflexiones y estructurar relatos que serán la base para, posteriormente, realizar montajes de “cuento foro” -entre otras- que permitan la intervención y análisis de los participantes.


Conclusión


En esta exploración encontramos corrientes teóricas variadas que fundamentan y estructuran metodologías propias desde el uso del cuento. Estas difieren tanto en la epistemología que las sostiene, como también en la metodología que proponen. Sin embargo, coinciden en lo central: el cuento es una herramienta poderosa para el trabajo terapéutico, ya que allí confluyen saberes ancestrales que pueden ser aprovechados por aquellos oídos atentos que sepan descifrar los símbolos con que hablan de nuestros grandes temas. Los cuentos son llaves que han permitido a distintas generaciones abrir puertas hacia espacios interiores muchas veces desconocidos.


Bibliografía


ARDILA VIVIESCAS, J. (2012). Narración oral de cuentos comunitaria y escénica crítica como herramienta de intervención social. Sevilla: Universidad Pablo de Olavide (tesis doctoral).


Benjamin, W. (2019). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. NNAA: EPUB


Caille, P. (1990) “Había una vez: del drama familiar al cuento sistémico”. BBAA: Ed. Nueva Visión


Calderón, M., Fuenzalida, D. y Simonsen, E. (2018). ) Una mirada a la larga y compleja tradición de géneros textuales mapuche. En Mapuche Nütram : historias y voces de educadores tradicionales . Disponible en https://doi.org/10.34720/2vvp-s938


Cashdan, S (2017) La bruja debe morir: De qué modo los cuentos de hadas influyen en los niños: ed Debate.


Gleisner, C (2014) Yagan. En serie introducción histórica y relatos de los pueblos de Chile. Santiago: FUCOA


Gonçalves, Ruth (2015) Conflictos psíquicos en la infancia y cuentos de hadas: los cuentos infantiles como dispositivo de intervención en la práctica clínica subjetividad y procesos cognitivos, vol. 19, núm. 1, pp. 131-148 Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales Buenos Aires, Argentina


Mora, Z. (2012) El arte de sanar Mapuche. Santiago: Uqbar editores.


Ong, W. (1996) Oralidad y escritura: Tecnologías de la palabra. Fondo de Cultura Económica


Rico, Diana (2012). Terapia narrativa y cuentos terapéuticos. Hacer Psicología. Disponible en




 
 
 

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